El atardecer cae sobre el Bósforo y la ciudad de Estambul se tiñe de rojo, anaranjado y amarillo. La ciudad se viste de mil colores en sus calles y mercados que se mezclan con los aromas envolventes de las especias, el verdor de los pistachos, y la delicada exquisitez del azafrán, cafés, tes y dulces, nueces, castañas y almendras y los variados colores de los narguiles. Todo un placer para los sentidos.

Famosa por su encantadora Mezquita Azul, la ciudad de Estambul es hermosa en cualquier época del año. Asentada entre Europa y Asia, la que fuera la gran capital del Imperio Romano de Oriente, de Bizancio y del imperio Otomano, posee un pasado glorioso de gran esplendor y remonta su futuro hacia la modernidad con una gran diversidad cultural que hace de su visita una experiencia sumamente enriquecedora y fascinante.

Visitar, Santa Sofía, la Cisterna, la Torre Gálata o los palacios de Topkapi y Dolmabahce son paseos tradicionales que no podremos dejar de lado en cualquier paseo por la ciudad. Pero lo que es verdaderamente imperdible es navegar el Bósforo, un encantador estrecho que conecta el Mar Negro con el Mar de Mármara, que separa la Estambul europea de la asiática.

Si bien la ciudad de Estambul ofrece variados tiendas y negocios donde comprar artesanías, moda y productos locales el lugar indicado es el Gran Bazar. Sus muros se remontan a la época de Mehmed II, cuando en 1455 construyó cerca de su palacio el antiguo bazar. En los inicios sus calles olían a especias, a cuero, a telas y maderas. Durante el período otomano no solo era el mercado más importante, sino que también funcionaba como bolsa y banco y durante la época de esclavitud también fue mercado de esclavos.

Para acceder a el hay 18 puertas y en su interior no solo hallaremos tiendas sino también una mezquita, doce capillas un pozo y seis fuentes. Alli no podemos dejar de comprar narguiles o pipas de agua, trabajos de orfebrería y cobre, piezas de ónice, rosarios, cajitas de madera, de nácar y de marfil y por supuesto alfombras y joyería de variados diseños.

El Bazar de las Especias es otro paseo de compras imperdible, sus orígenes se remontan hacia 1663 cuando Estambul era el punto final de la ruta de la seda y centro de distribución de todo Europa de las especias que llegaban de la India y del sudeste Asiático.

Ideal para comprar Dulces, quesos y frutos secos, además de la gran variedad de especies.
Sugerencias MxM
• Visitar Estambul y no adentrarse en el Gran Bazar sería como visitar Buenos Aires y no ir un domingo a la feria de Antigüedades de San Telmo. No te lo pierdas!!
• Viste ropa informal, no ostentosa: los vendedores miden tu poder adquisitivo en función de tu look.
• Aceptales un té solo si estás dispuesta a entrar en su local.
• Miles de vendedores te estarán esperando para hacerte sentir parte de ese mundo, no los defraudes, regatea los precios y divertite!!!