Tras haber vivido años muy difíciles, Croacia va resurgiendo como el Ave fénix, reconstruyendo su infraestructura, fortaleciendo su imagen a la luz de las cristalinas aguas que bañan sus costas, con sus ciudades medievales que mezclan la arquitectura occidental y oriental y el respeto por el medio ambiente y las tradiciones.

Hay varias razones para visitar Croacia. Dubrovnik es una de ellas. Recostada sobre el Adriático, encierra ruinas griegas, fachadas medievales, playas con un encanto inusual, una gran oferta cultural, elegantes edificios donde la ostentación y el lujo eran los protagonistas y los mejores secretos de la exitosa serie Games of Thrones.

La ciudad nació como lugar de resistencia, como refugio ante el invasor. Durante siglos fue capital de la próspera República de Ragusa. Su nombre significa Robledal, debido a la cantidad de árboles de este tipo que existieron en la zona. Una ciudad llena de historia, con una fascinante arquitectura y un mar tan azul que bien le vale su nombre “la perla del Adriático”.

La muralla que rodea la ciudad, data del siglo X y es el vestigio de un pasado de dominación bizantina, veneciana, húngara y otomana. A lo largo de sus dos kilómetros nos ofrece una vista única de los palacios, jardines y los tejados rojos del centro histórico con el mar de fondo. Recorrerlo antes de la puesta de sol, es imperdible.

Stradun es la calle sobre la cual gira la vida en la ciudad. A lo largo de sus 300 metros se encuentran los edificios más representativos. Desde la Fuente de Onofrio, el punto de encuentro de todos los habitantes de Dubrovnik, el convento franciscano, la iglesia de San Blas y la entrada a una de las farmacias más antiguas de Europa, ahora convertida en museo.

Es imposible visitar Dubrovnik y no disfrutar un paseo por esta calle adoquinada con Palacetes, tiendas, cafeterías y restaurantes, en un ambiente siempre animado y colorido, con artistas callejeros , donde los locales se mezclan con los turistas, donde todos pasean, donde se siente el verdadero pulso de “La perla del Adriático”

Hay muchos más motivos para visitar Croacia, el Palacio de Dioclesano en Split, el Parque Nacional de los lagos de Plitvice, la encantadora Isla de Korkula, donde nació Marco Polo, los viñedos de Peljesac y su pujante capital, Zageb.

En nuestro próximo viaje a los Balcanes recorreremos Croacia, Eslovenia, Bosnia y Montenegro donde descubriremos el encanto y la magia que guarda esta región de Europa poco conocida.

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